Infecciones vaginales: formas de la vulvovaginitis

Vulvovaginitis infecciosa

Las infecciones vaginales pueden ser causadas por diferentes microorganismos: bacterias, levaduras (hongos) o parásitos.

Vaginosis bacteriana

Es el trastorno vaginal más frecuente. Ocurre por un desequilibrio microbiano en la microbiota vaginal, caracterizado por un agotamiento de los lactobacilos y un crecimiento excesivo de organismos patógenos, lo que lleva a un aumento del pH.

A diferencia de otras infecciones vaginales no induce una inflamación significativa, y muchas veces es poco sintomática, por lo que se habla de una vaginosis en lugar de una vaginitis.

Puede presentarse de forma asintomática o asociada a picazón y aumento del flujo vaginal con mal olor, que se intensifica luego de mantener relaciones sexuales. En los casos asintomáticos el diagnóstico puede realizarse a través de un examen de laboratorio con OHK ó bien por examen microscópico mediante la visualización de "células en clava"

Si bien hay tratamientos eficaces, las tasas de recurrencia son altas.

Este tipo de vaginosis altera la flora vaginal normal y de esta manera se asocia a un mayor riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual como HIV, gonorrea, clamidia, tricomoniasis y herpes.

Candidiasis vulvovaginal

Es la segunda infección vaginal más frecuente. A lo largo de la vida, el 75% de las mujeres atraviesa al menos un episodio de candidiasis vulvovaginal, mientras que el 40-45% sufre dos episodios o más. El uso de antibióticos está fuertemente asociado a esta patología.

Los síntomas predominantes y característicos están dados por la intensa inflamación que produce picazón, ardor ó dolor vaginal, asociado a flujo vaginal abundante, blanco grumoso, con consistencia similar a la leche cortada, inoloro. También se evidencia un enrojecimiento vaginal y vulvar.

La forma de la infección sin complicaciones es la más común y generalmente es causada por un hongo llamado Candida albicans. En pacientes inmunocomprometidas y en aquellas con Diabetes Mellitus, infección por VIH o durante el embarazo pueden presentarse cuadros más severos.

Se denomina candidiasis vulvovaginal recurrente cuando la paciente sufre cuatro o más episodios en el lapso de un año. Esto puede involucrar especies de Cándida más agresivas como Candida glabrata, que generalmente son resistentes a los tratamientos antifúngicos convencionales.

Tricomoniasis

Es una infección de transmisión sexual no viral, causada por un parásito microscópico denominado Trichomona vaginalis, que infecta el recubrimiento epitelial de la vagina. En la mayoría de los casos cursa de forma asintomática. Cuando los síntomas están presentes, se produce un flujo vaginal espumoso, color amarillo-verdoso y con mal olor, acompañado de irritación vulvar, picazón y malestar al orinar.

Este parásito microscópico también puede tener consecuencias graves como infertilidad, parto prematuro, rotura prematura de membranas en el embarazo. Además, se ha informado una mayor predisposición a la infección por el VIH debido al daño que causa en el epitelio que recubre la vagina.

Vulvovaginitis no infecciosa

La inflamación vulvar también puede ocurrir como consecuencia de irritantes químicos que se encuentran en jabones, detergentes y productos de higiene femenina. También se asocia a una higiene deficiente, al uso de ropa ajustada y de ropa interior confeccionada con telas sintéticas. 

Generalmente se presenta con irritación, ardor, picazón y malestar en la piel de la vulva, con predominio en los labios mayores, con o sin presencia de flujo vaginal.

Cuando el flujo vaginal tiene mal olor es posible que se esté en presencia de una vulvovaginitis causada por retención de un cuerpo extraño, comúnmente tampones o condones o papel higiénico u otros objetos pequeños en el caso de niñas.

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Información revisada por Dr. Ignacio Asprea.