En su extensa trayectoria, destaca una vida signada por el estudio y la excelencia. Profesor titular de la cátedra de Ginecología en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCuyo, inicia su conversación afirmando a sus 78 años de edad que hay que adaptarse a las nuevas generaciones para llegar con el mensaje y no olvidar nunca que se predica con el ejemplo y no con las palabras.
Profesor emérito ad honorem, el Dr. Gago afirma que sintió la necesidad de enseñar para devolver en gran medida lo que la universidad le había dado durante su formación. “Fui a una universidad nacional gratis. Algo tengo que devolver. Cuando me presenté para ser profesor por concurso lo hice en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo. Me seleccionaron aun viniendo del Hospital Ferroviario, una institución privada. Algo poco frecuente”, afirma con un sesgo de orgullo.
Luego de tan extensa carrera, ¿qué les diría a los médicos jóvenes?
Que tengan perseverancia y que no desesperen. Los jóvenes quieren arribar rápidamente al resultado y, a veces no se puede porque todo necesita de cierta sedimentación. Les diría también, que ante el primer obstáculo no se paralicen.
Además, les pediría que consideren que él o la que está enfrente podría ser uno. Es importante hacer esa transferencia, tratarlo como a uno le gustaría y pensar incluso que esa persona podría ser su madre, hija, hermana o esposa. Debe sentirse contenido/a. Si un médico no puede contener a un/a paciente no sirve para esta profesión porque no va a llegar al otro. Yo no sé si mi cardiólogo es el mejor cardiólogo, pero es el que me contiene y consecuentemente me lleva bien.
Residentes del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Italiano y alumnos del Dr. Gago.
No hay nada más lindo que hacer lo que a uno le gusta. Ser médico no es una forma de vida, es un estilo de vida. No se termina en un horario. Uno de mis hijos, que está haciendo la residencia, me pidió el sábado a la tarde que lo fuese a ayudar y fui. A mí me gusta que él sepa que no está solo.
Es una gratitud para mí que dos hijos y un nieto hayan querido ser médicos. Es un camino difícil, pero en el balance de la vida el agradecimiento supera los sinsabores. Sobre todo, cuando viene un paciente que me dice “Usted me operó hace unos años”. Yo he atendido a tres generaciones. Cumplí 50 años de médico.
¿No se cansó de ejercer luego de 50 años?
Uno nunca sabe cuándo le va a tocar, entonces, mientras pueda seguir proyectando y tenga aspiraciones voy a continuar con mi vocación. Para mí, la vida representa ser útil a la comunidad y seguir contribuyendo. Por eso me gusta enseñar, a los conocimientos hay que dejarlos. Nuestro capital humano es el conocimiento. Enseñar es compartir, dar. Así como uno los adquirió hay que entregarlos. No es difícil.
“Nuestro capital humano es el conocimiento. Así como uno los adquirió hay que entregarlos. No es difícil”.
¿Supo siempre que quería ser médico?
Vengo de una familia de repuesteros. Mi papá se desilusionó cuando le dije: mirá papá, no te enojes, pero esto de vender repuestos no es para mí. Me es más fácil estudiar. El me respondió que no podía pagarme la carrera, le dije que no se preocupara y ahí me largué.
Me formé como médico y cirujano. Luego, estudié en paralelo tocoginecología y mastología. Mi jefe de servicio de aquel entonces en el Hospital Ferroviario, me puso a cargo de un consultorio y me dijo “Usted va a hacer patología mamaria. Las especialidades no se pueden forjar y tampoco se pueden hacer todas. Tiene que elegir”.
En el hospital se realizaba mastología dentro de cirugía general. Coincido en que la ginecología está más cerca de la cirugía general que de la obstetricia. Por eso, primero hice cirugía general y cuando terminé la residencia y pasé a ser médico de planta comencé a dedicarme a la ginecología. Al ser el hospital más pequeño podíamos practicar más de una especialidad, la sala era de cirugía general, menos obstetricia se operaba de todo.
Médico cirujano especializado en mastología, entonces…
Fui uno de los primeros en practicar un tratamiento conservador para el cáncer de mama. Yo leía y escuchaba que comenzaban a surgir alternativas quirúrgicas para esta patología en Europa. Fue así que viajé para ver cómo eran esas terapéuticas. Estuve en Francia y en Milán haciendo una pasantía.
Imagínese. Uno se sentía muy mal cada vez que le informábamos a una paciente que le teníamos que sacar la mama porque solo se recomendaban mastectomías para esa patología. Para mí, poder decirle a la mujer que no iba a perder la mama era muy gratificante, un cambio sustancial para el paciente. En ese momento se creía que cuanto más extensa fuera una cirugía, más curativa era. Y a veces, no es así.
El Dr. Gago en su consultorio del IGM, Instituto GinecoMamario.
Como médico joven de provincia me costó ingresar a la comunidad quirúrgica. Los colegas decían: “vaya a ver a ese doctorcito joven que hace el tratamiento conservador, pero yo le recomiendo una mastectomía”. Costó mucho convencer a la comunidad.
Ahora la formación mastológica es más larga porque no implica operar solamente. El mastólogo tiene que tener los conocimientos para poder hablar de igual a igual con el radio oncólogo, con el oncólogo clínico, con el genetista. Son cosas importantes. Uno no puede generarle incertidumbre a un enfermo porque desconoce de lo que se habla.
¿Cómo evolución el tratamiento de la patología mamaria?
Actualmente el tratamiento es multidisciplinario. En el Instituto ginecomamario que dirijo, tenemos un comité de tumores que está reconocido por la Sociedad Argentina de Mastología. La única unidad de mastología que hay en Mendoza.
El comité está compuesto por mastólogos, oncólogos clínicos, genetistas, imagenólogos, patólogos, psicooncólogos y cirujanos. Todo lo que se determina en el comité queda labrado. Hoy en día no se puede tratar un cáncer solo porque nadie es dueño de la verdad. Se retroalimenta con el equipo. En el intercambio uno se encuentra diciendo “eso yo no lo había pensado”. Soy un convencido de que solo se puede aprender más cuando se trabaja en equipo.
¿La psicooncología es cada vez más importante en el tratamiento del cáncer de mama?
El cáncer de mama no es un órgano aislado. Es un ser humano con todas sus angustias y sus vivencias. Le preocupa mucho el futuro, sobre todo a las mujeres jóvenes, que están en pleno desarrollo de su vida profesional, matrimonial y de la misión de tener hijos. El temor de no poder verlos crecer. Hay que ser muy objetivo para evitar el 50% de la enfermedad que la paciente desarrolla en su imaginación. Por eso, es tan importante el acompañamiento psicooncológico.
Usted afirma que al cáncer hay que irlo a buscar, no esperar a que venga. Detectarlo en sus estadios iniciales.
Con la detección precoz del cáncer de mama, el 90% se cura. Entonces, es fundamental la medicina preventiva. Al nódulo hay que irlo a buscar con exámenes complementarios como la mamografía. El único método al momento que ha mejorado la mortalidad del cáncer de mama es la mamografía. No hay otro método imagenológico que tenga el número suficiente de casos que demuestre la disminución de la mortalidad.
Y, en el ámbito de la cirugía, ¿qué cambios nota en el correr de los años?
Poder observar cómo a través de los años se adoptó la técnica de escalamiento quirúrgico, es una de las vivencias más lindas que registro de mi profesión. Y arriesgo a decir que es muy probable que en un futuro cada vez se operará menos el cáncer de mama. Actualmente, hay otros tratamientos más eficaces como la crioablación en tumores pequeños, en pacientes mayores. Eso es futuro todavía a nivel mundial. Recién están haciendo las primeras pruebas clínicas.
Ha habido evolución en todos los aspectos, por ejemplo, la cirugía oncoplástica. Decía el Prof. Dr. J.M Spitalier, uno de los padres del tratamiento conservador, que la mejor manera de operar una mama es dejarla igual que si no hubiera sido operada. Pude conocerlo a él en Francia. Además, vino y estuvo formándose quirúrgicamente en Argentina y luego se volvió. Por eso le digo que nuestra medicina está en muy buenos niveles y trabajó con uno de los hermanos Finocchieto.
Una vida dedicada a la práctica y al estudio
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Cómo impactó la vida dedicada al estudio en su familia.
Mi familia se tuvo que acostumbrar. Es uno de los menos que tengo. No haberle dedicado tanto tiempo a ellos. No los he ido a ver a eventos deportivos o a reuniones escolares. Pero, equilibrar los momentos es de las cosas más difíciles en la vida. Hay que intentarlo, y ser lo suficientemente ecuánime para dedicarle a cada uno lo que se merece.
Cómo le gustaría que lo recordaran cuando ya no esté.
Enseñando y al lado de la cama de un enfermo. Uno en la vida se tiene que preocupar por identifcar qué va a dejar que le pueda servir a los demás. No vivir para uno. Eso es la medicina. Uno vive para el otro. Hay pacientes difíciles de tratar, con los que nosotros dejamos muchas horas de nuestra vida. Pero eso es la medicina. Y lo que se da, no tiene que esperar recoger. Eso es el espíritu del maestro.
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CV Dr. Francisco E. Gago
- Doctor en Medicina.
- Ex Profesor Titular Efectivo de Ginecología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo.
- Profesor Emérito Universidad Nacional de Cuyo.
- Maestro de la Ginecología Latinoamericana, Título Otorgado por la Federación Latinoamericana de Obstetricia y Ginecología (FLASOG).
- Fellow of the American College of Obstetricians and Gynecologist.
- Miembro Honorario de la Sociedad Argentina de Mastología.
- Jefe del Departamento de Tocoginecología del Hospital Italiano de Mendoza, Argentina.
- Ex presidente de la Federación Argentina de Sociedades de Obstetricia y Ginecología (FASGO).
Galería de Fotos
Junto a representantes de Laboratorios Andrómaco (foto 1 y 2). El Dr. Gago junto a su esposa y dos de sus hijos en la entrega del galardón como Maestro de la Ginecología Argentina (foto3).
Autor: María Inés Soldano Deheza. "Quiero que me recuerden al lado de la cama de una paciente y enseñando"; Revista Conexión Andrómaco N°45; 12-16; (2022)
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