Por las rutas Mar del Plata. Huellas de la historia Reproducir nota Elegida por las familias aristocráticas como ciudad de verano, a principio de Siglo XX Mar del Plata se transformó en la localidad de pomposas residencias señoriales de diversos estilos. Con el paso del tiempo, los enormes caserones, difíciles de mantener, dieron paso a los más prácticos departamentos y a un fabuloso negocio inmobiliario. De las casi 1000 mansiones y villas de la ciudad, hoy quedan menos de una tercera parte. Ellas son las guardianas de un pasado de esplendor, de modas y gustos determinados. Aquí se presentan cuatro casas de gran porte que custodian entre sus paredes recuerdos y patrimonios artísticos del centenio pasado. Villa Victoria- De Inglaterra a Mar del Plata Esta residencia tiene una historia muy particular. Fue comprada en Inglaterra, trasladada en barco y edificada en 1912, en la manzana delimitada por las calles Matheu, Arenales, Quintana y Lamadrid de la ciudad de Mar del Plata, donde sigue en pie. Es una auténtica casa prefabricada de la firma anglosajona Boulton & Paul LTDA, que se dedicaba a proveer edificaciones de estas características en las colonias de la corona inglesa. Realizada íntegramente en madera y con una estructura de hierro, Victoria Ocampo la heredó en la década de 1920 de su tía abuela y madrina Francisca Ocampo de Ocampo. El jardín, resguardado como un bien patrimonial, mantiene su diseño original de carácter pintoresco británico del Siglo XVIII. Completan el predio una construcción de estilo italiano, destinada a vivienda del personal de servicio y garaje, y otra de estilo francés para los caseros. Escritora, editora, mecenas, creadora y directora de la emblemática revista Sur, vanguardista hasta la médula, Victoria realizaba numerosas tertulias literarias en su casa de verano junto a grandes personalidades de la cultura de diferentes lugares del planeta. Por caso, se alojaron allí Jorge Luis Borges, su cuñado Bioy Casares, María Rosa Oliver, Enrique Pezzoni, Waldo Frank, Roger Callois, Gabriela Mistral (a quien Victoria quería muchísimo) y Saint John Perse. En 1973, Victoria Ocampo donó esta propiedad a la UNESCO. En 1981 fue adquirida en un remate por la Municipalidad de General Pueyrredón. Desde ese entonces funciona allí el Centro Cultural Victoria Ocampo con propuestas de diversas disciplinas artísticas, muestras, conferencias, cursos, teatro, conciertos y, por supuesto, brinda la oportunidad de observar la casa y sus muebles originales. Villa Victoria y su parque fueron declarados Bienes de Interés Patrimonial mediante la Ordenanza N°10075 y Sitio Histórico Arquitectónico por la Ley Provincial N°13499. Villa Silvina- Residencia de inspiración De estilo pintoresquista francés y toques británicos, esta mansión de 1908, con bellísimos bow Windows, pisos de roble de Eslavonia y claraboyas con vitrales, fue obra del arquitecto inglés Basset Smith y del constructor Pablo Carabelli para Diógenes de Urquiza, hijo del General Justo José de Urquiza. Remate mediante, una vez fallecido don Diógenes, la casa fue adquirida en 1942 por Silvina Ocampo y su marido, Adolfo Bioy Casares. Más discreta que su hermana mayor pero, justo es decirlo, quizás más creativa, Silvina, la menor de las Ocampo, pasaba los veranos en esa casa situada en medio de un parque frondoso con añosos robles, cedros, castaños de indias, olmos, ginkgos biloba, palos borrachos, heliotropos, caquis, lapachos y petiribíes. Escritora, poeta, artista plástica, sin duda una de las mejores cuentistas argentinas del Siglo XX, de imaginación profusa y un exquisito manejo del lenguaje, Silvina, al igual que Victoria, también recibía célebres literatos en su maison situada en Quintana 1949, en el paquete barrio Divino Rostro de Mar del Plata, pero de un modo más amistoso y relajado. Uno de los residentes estables era, por supuesto, Jorge Luis Borges, gran amigo de la casa. Dicen que Bioy Casares escribió allí, en 1973, su célebre novela Dormir al sol. Hoy, esta magnífica residencia llamada Villa Silvina, en honor a su artística dueña, alberga la exclusiva escuela privada Mar del Plata Day School. Casa sobre el Arroyo- Prestigio internacional Diseñada y construida entre 1943 y 1945 por Amancio Williams y la supervisión de Delfina Gálvez Bunge para el músico, compositor y padre de Amancio, Alberto Williams, la Casa sobre el Arroyo o Casa del Puente es una de las obras arquitectónicas más reconocidas del siglo XX a nivel mundial. Encuadrada dentro del Movimiento Moderno, esta obra- casa- estudio musical está realizada prácticamente por completo de hormigón, sintetiza formas geométricas casi abstractas y tiene una increíble conexión con el afuera, casi como si el exterior y el interior estuvieran fusionados entre sí, logrando una unidad ambiental inseparable entre el pulmón verde -reserva de fauna y flora de la zona-, y el hogar- estudio musical. Estudiada en las aulas de diferentes universidades del mundo prácticamente desde su inauguración, y elogiada por el reconocido arquitecto Le Corbusier, esta residencia de Quintana 3998 lamentablemente estuvo abandonada por décadas. En agosto de 2021 comenzó su restauración de la mano de diferentes organismos estatales. En marzo de este año finalizó la primera etapa de restauración, es decir, la casa y el pabellón de servicio volvieron a ser como antaño, y pronto comenzará la segunda etapa: la conformación del museo con oficinas administrativas y baños para el público. Además, se planea construir un módulo vidriado y anexo a la casa -tal como lo proyectó Amancio Williams-, que funcionará como un circuito de paisajismo que incluirá un centro de interpretación de la casa. Declarada Monumento Histórico Artístico Nacional, Patrimonio Cultural, Histórico, Arquitectónico y Ambiental de la Provincia de Buenos Aires, de Interés Patrimonial, Cultural, Natural por parte de la Municipalidad de General Pueyrredón, el predio también cuenta con una declaración de Reserva Forestal. Villa Ortiz Basualdo- Hogar de arte Declarada Monumento Histórico Nacional en 2020, esta mansión de estilo pintoresquista fue la primera casa con ascensor de Mar del Plata y, por su ubicación, en la denominada Loma de Stella Maris, tenía una increíble vista panorámica. Construida en 1909 con un diseño inspirado en los castillos del Loire (Francia), por Louis Dubois y Pablo Pater, diez años después se realizaron ampliaciones y modificaciones bajo la batuta del arquitecto George Camus y el ingeniero Alula Baldassarini, que la llevaron hacia un estilo anglo-normando y darle así la imagen que hoy conocemos. Bautizada con el nombre de los dueños originales, la Villa Ortiz Basualdo fue la casa de verano de dicha familia entre 1910 y 1970. Se transformó en la sede del Museo de Bellas Artes en 1980 que, dos años después, fue renombrado como Juan Carlos Castagnino en homenaje al gran artista plástico marplatense. Este palacete central está lleno de tesoros. Ubicado en Avenida Colón 1189, el primer piso está destinado a exhibir una selección del mobiliario y equipamiento original de la residencia en distintos ambientes: el oratorio, las salas de música y de lectura, el comedor principal, el comedor de niños, el office para mozos, tres dormitorios, un hall central con balcón para músicos, un toilette y el ascensor. El mobiliario, hecho en roble y la carpintería, los vitrales, luminarias, las telas pintadas y las cerámicas fueron diseñados por encargo de los Ortiz Basualdo al arquitecto Gustave Serrurier. La zona artística se divide básicamente en tres colecciones: la de artes plásticas, integrada por obras de artistas argentinos de la talla de Berni, Forner, Alonso, Quinquela Martín y Basaldúa, por nombrar solo algunos referentes. La Colección Castagnino, que reúne las obras donadas por su esposa e hijo en 1983; esto es, pinturas y dibujos realizados entre 1940 y 1971, en las series temáticas Animales, Martín Fierro, Figuras, Maternidades, China, Escenas y Paisajes, Retratos, Veraneantes y Homenajes. Además hay allí objetos personales y documentación fotográfica del artista. Y finalmente la colección de artistas plásticos marplatenses reconocidos y premiados en el ámbito nacional. Volver al primer amor Hace cinco años que Maricel es APM de Andrómaco, aunque el lazo con el Laboratorio comenzó hace tres décadas, junto con su carrera laboral. “Corría el año 1992, yo recién había terminado el secundario y tuve la suerte de que me seleccionaran para hacer la primera promoción en la vía pública de Dermaglós Solar”, recuerda. Poco tiempo después, con apenas 19 años, comenzó a trabajar en la recién inaugurada sucursal de la calle Güemes de la Farmacia Riadigos, una de las cadenas más importantes de Mar del Plata. Empezó como encargada de la línea cosmética Lancaster y cerró ese ciclo en 2005 como encargada de compras de la cadena. “Me crié bajo el mundo del cuidado de la piel y los medicamentos, aprendí mucho sobre la trastienda”, reflexiona Maffioni con agradecimiento. Hija de italianos trabajadores, autodefinida como estructurada y amante de su independencia, cerró esa etapa con mucho amor pero sin proyecto laboral. “Me había puesto de novia, quería formar una familia y necesitaba más tiempo para mí, disfrutar de los feriados, del año nuevo, algo difícil de lograr en la agitada vida laboral de la farmacia”, explica Maricel. Tiempo después, con su hijo Juan Ignacio de dos años y muchas ganas de volver a la actividad laboral encuentra un aviso solicitando visitador médico. “Yo no lo era, pero decido presentarme igual. Ahí me encuentro con Víctor Corso, a quien conocía a través de mi trabajo en la farmacia. En ese entonces, Corso se dedicaba a tomar personal de promoción para laboratorios, entre ellos, Andrómaco. Me presentó para trabajar en otra compañía, pero con la condición de realizar las campañas de verano de Andrómaco”, recuerda con una sonrisa. Al cabo de varios años, y ya con el título de visitadora médica, recibió el llamado del Jefe del equipo Regional Sur para invitarla a sumarse a su equipo. Maricel recuerda que se quedó sin habla, no podía creer que tuviera la suerte de ser la primera APM mujer de Andrómaco de Mar del Plata. Maffioni hace la gestión comercial de Mar del Plata en las cuentas chicas y visita a unos 70 médicos en Necochea. Su jefe es Nelson Morresi. Completan el equipo de Mar del Plata Juan Carlos Greco y Luis Ríos. “Me siento muy afortunada de trabajar en lo que me gusta y en el lugar que quiero. Andrómaco tiene una estructura muy linda, de muy buen trato y mucho respeto. Entrar a este Laboratorio fue como volver a mi primer amor, y, sinceramente, deseo jubilarme acá”. Es, lo que se dice, un auténtico amor laboral de toda la vida. Los artículos aquí publicados están destinados exclusivamente a profesionales de la salud y tienen solo un fin informativo. Los textos referidos a nuestros productos de venta bajo prescripción médica se corresponden a los lineamientos aprobados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). Laboratorios Andrómaco recomienda acudir a un profesional de la salud calificado ante cualquier inquietud médica. Servicio de Atención al Profesional: 0-800-333-0033 - info@andromaco.com.ar