Reflexiones La buena salud parte de la buena comunicación Reproducir nota En la actualidad, la sociedad procura informarse a través de los medios, internet y las redes sociales, donde circulan tanto noticias reales como falsas. Cómo sacar provecho de estas herramientas para difundir mensajes claros con sustento científico es el gran desafío de los profesionales de la salud. La comunicación, premisa básica para el desarrollo de todos los aspectos humanos, ha dado un salto cualitativo y cuantitativo considerable en los últimos 20 años. De la mano de la tecnología, la web nos ha permitido conectarnos, informarnos y educarnos en segundos desde y a cualquier lugar del planeta. Esta herramienta, tan útil y eficaz en muchísimos aspectos, también abrió la puerta a nuevos inconvenientes y desafíos que nos lleva a replantear, reflexionar y poner en valor el modo en que nos comunicamos. En la actualidad, las personas se vuelcan a los medios, a internet y a las redes sociales para informarse. Lamentablemente, en términos de salud, un espacio tan abierto da lugar a publicar contenido sin aval científico o directamente falso, lo que pone en serio riesgo la salud de toda la sociedad. Influencers, famosos de toda índole, profesionales de cualquier rubro ajeno al ámbito de la medicina opinan y aconsejan con inusitado y peligroso éxito sobre hábitos alimentarios o cualquier tema de salud. ¿Cómo contrarrestar las fake news con información certera? ¿Cómo utilizar esta enorme herramienta en pos de mejorar la calidad de vida de las personas?, son algunos de los planteos que se escuchan cada vez más en el mundo de la ciencia y en el de la medicina. La epidemia de la desinformación Basta poner un ejemplo concreto para tomar dimensión de la enorme responsabilidad que implica difundir mensajes de salud sin antes chequearlos: hace muy poco se generó una ola de duda sobre la importancia de las vacunas para la humanidad; ola que sigue en pie aunque con menor cause. “Que ya no hay epidemias de sarampión, que la polio está erradicada, que las vacunas tienen efectos adversos”, se leyó por redes varias, e incluso se escuchó en programas de televisión. “Hasta tal punto se expandió el desconocimiento al respecto, que políticos argentinos en actual ejercicio han planteado dudas sobre la conveniencia de las vacunas, al proponer y elevar proyectos de ley para que se firme un consentimiento informado antes de aplicarlas y que el pediatra informe sobre los riesgos y se haga cargo de ellos”, recordó con preocupación en una nota que escribió para la Agencia Télam el Dr. Jorge Tartaglione, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina y comunicador de temas de salud. “Las redes sociales llegaron para quedarse. El problema es que en esta era de ‘post verdad’ todo relato que se muestra en un marco o personaje determinado se torna creíble. Y en ese contexto, hoy muchas veces resulta más válida la palabra de un par que la de un experto formado, que investiga y tiene expertise en ese campo”, reflexionó la médica especialista en Nutrición Mónica Katz en una nota para Infobae. ÉTICA Y REDES SOCIALES Con más de 32 mil seguidores en Instagram, la Dra. Mónica Katz, médica especialista en nutrición y autora del libro No dieta advierte: “para poder incluir redes en lo que se viene, que es el e-health, se deberán establecer reglas claras, pues no se trata de una relación de amigos, sino de profesional/paciente”. De hecho, en algunos países como España y Estados Unidos existe un decálogo del buen uso de redes sociales para medicina. Entre los ocho capítulos del Manual de estilo para médicos y estudiantes de medicina editado por la Organización Médica Colegial de España, se tocan temas como consejos médicos a pacientes virtuales, imagen del médico en redes sociales y responsabilidad sobre la información médica vertida en redes. También se aconseja tener claridad y rigor, con información clara, verídica, comprensible y de calidad, mantener la privacidad de los pacientes, evitar contenidos que perjudiquen a la profesión y las instituciones sanitarias y abstenerse de actitudes publicitarias. En un párrafo de su prólogo dice: “Los médicos, como cualquier otro ciudadano somos muy libres de utilizar las redes sociales como nos parezca pero si decidimos interactuar o presentarnos como médicos, es importante mantener el mismo rigor científico y la misma actitud ética que en consulta. Recordemos que el Acto Médico va más allá que el mero acto asistencial y el estar fuera de consulta no nos exime de nuestras responsabilidades ni puede poner en tela de juicio nuestro profesionalismo tanto personal, como colectivo”. El manual puede descargarse aquí: Herramienta médica Los temas médicos tienen conceptos complejos que a veces resultan difíciles de abordar para la población. El gran desafío de los comunicadores es explicarlos de manera sencilla y amena para que los buenos hábitos y conocimientos lleguen a la mayoría de las personas. “Tengo la obsesión de comunicar fácil. Tengo una anécdota que me cambió la vida. Cuando estaba en tercer año de medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y hacía docencia como ayudante de Fisiología, un día mi mamá me preguntó algo sobre una enfermedad. Yo le respondí con palabras muy difíciles, y seguramente con soberbia. Mi mamá me dejó hablar un rato largo y cuando terminé le dije algo terrible: “¿entendiste?”. Me dijo que no, y que si hablaba así de difícil nunca iba a curar a nadie. Con el tiempo me di cuenta de que me había enseñado dos cosas: una es que me dio un cachetazo a la soberbia, y la otra es que me enseñó a hacer medicina. Si uno no se comunica con el paciente, no hay acción terapéutica. La comunicación es una herramienta médica”, dijo el Dr. Daniel López Rosetti, Presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés (SAMES), Jefe del Servicio Médico de Medicina del Estrés del Hospital Municipal de San Isidro de Buenos Aires, autor de libros como Equilibrio y Emoción y sentimientos y gran impulsor de comunicar salud. La idea de “comunicar fácil” -como dice López Rosetti- y con responsabilidad, cada vez gana más adeptos y espacios en los claustros académicos. Y no es para menos: los avances logrados por la medicina son enormes, sobre todo en temas como prevención de enfermedades y promoción de salud. Pero esa información, tan vital para la sociedad, no está en manos del gran público. Cómo acercarla es el gran desafío que se postula en los diferentes ámbitos de salud. Por caso, las universidades públicas y privadas tomaron nota al respecto. En la Facultad de Periodismo y Comunicación de La Plata se dicta la Especialización de Comunicación y Salud con el fin de “producir profesionales de sólida formación en comunicación/salud tomando como punto de partida una enseñanza transdisciplinaria, estimular a profesionales en Comunicación Social y de Ciencias Médicas a adquirir las herramientas y accedan a conocimientos de salud y de comunicación aplicada en la práctica periodística y en la práctica médica”. La Universidad Maimónides también brinda un posgrado a los profesionales donde se procura “transmitir correctamente los mensajes inherentes al terreno sanitario utilizando un lenguaje claro, comprensible y ético y comprender el desarrollo y funcionamiento de los medios masivos de comunicación”. Algo es claro: cuantos más periodistas especializados en salud y médicos especializados en comunicación haya, más se expandirán los buenos hábitos saludables. “Los médicos debemos entrenarnos para comunicar mejor. Debemos hacerlo con evidencia, con lenguaje claro y sencillo”, dice el Dr. Tartaglione, y reflexiona: “la sociedad toda, por su parte, debe replantearse a quién o a quiénes decidirá creer y qué información contribuirá a expandir. Lo que ya nadie debería ignorar es que el daño que implica un mensaje falso de salud en un medio masivo puede costar una vida”. DERECHO A UNA COMUNICACIÓN DE SALUD ACCESIBLE Más allá de los medios, la web y las redes sociales hay un factor fundamental para que la relación médico- paciente fluya de manera adecuada y se logre mejorar la calidad de vida de una comunidad. Para eso es necesario que el mensaje llegue y entender qué es lo que el interlocutor interpreta. En la serie “Comunicación y salud desde una perspectiva de derechos” publicado por el Ministerio de Salud de la Nación en 2015, en el párrafo presentación de “Derecho a la información” explica que “el acceso a la información facilita que los individuos y las comunidades puedan desarrollar una participación concreta en la fijación de prioridades, la toma de decisiones y la puesta en marcha de estrategias para alcanzar un mayor nivel de salud. Pero, para que la información llegue a destino debe estar presentada de manera clara, en un lenguaje accesible y adecuado y diferenciado según las prácticas culturales de cada comunidad y población destinataria”. Para ello propone estrategias que abordan desde la comunicación dentro del equipo de salud, que comprende desde la recepción al consultorio, recorrer los distintos espacios como el barrio, las organizaciones y los medios locales, y ofrece ideas para planificar políticas de comunicación para la salud. La guía puede leerse completa: aquí Para obtener más información ingrese a: www.andromaco.com/profesionales