Gente en acción Dra. Marta Patricia La Forgia, Maestra de la Dermatología Argentina Reproducir nota Destacada entre sus colegas por sus conocimientos y sobre todo por su curiosidad permanente, la pasión por aprender de la Dra. Marta La Forgia la llevó a realizar una carrera que inspira a colegas y estudiantes. La ilusión de un delantal blanco marcó su destino desde la adolescencia. Primero pensó en ser maestra de grado, pero a los 17 años la medicina se interpuso en su camino. Mientras estudiaba, trabajó como preceptora para sostenerse; la docencia llegó más tarde, en los hospitales, a través del intercambio con colegas y estudiantes. Comenzó como concurrente tanto en el Hospital Muñiz como en el Argerich, luego pasó a ser médica de planta, más adelante jefa de servicio y docente. En la actualidad es asesora y está consagrada como Maestra de la Dermatología Argentina. Su amor por el saber, casi como una necesidad vital, se instaló para no abandonarla jamás. Incluso hoy se nutre de cursos y del diálogo con los jóvenes. Entre la maternidad y la especialidad Su vida profesional estuvo marcada por dos pasiones: la familia y el conocimiento. Entre libros se casó con Eduardo y tuvo cuatro hijos. “Empecé en el Hospital de Infecciosas Dr. F. Muñiz con los Prof. Dres. Gatti y Cardama y en la sala con la Dra. Pizzariello con el curso del Prof. Dr. Baliña de la Universidad del Salvador. Luego me anoté en la Universidad de Buenos Aires, donde enseñaba el Dr. Cordero, entre otros. Tuve a la Dra. Kaminsky como mentora. Todo eso lo hice criando a mis hijos”, cuenta. También se formó en el Hospital General de Agudos Dr. Cosme Argerich, costeando sus gastos con un empleo en Sanidad Escolar. Permaneció muchos años en esa institución guiando residentes y como médica de planta. “Amo ese olorcito a formol”, confiesa. Más tarde continuó en el Hospital José María Penna, donde fue nombrada jefa de servicio. Allí impulsó la apertura de la residencia en dermatología y la carrera de especialista. “Estoy muy orgullosa de haberlo logrado, pienso que el empuje del que está en formación enriquece al servicio y estimula a quien supervisa”. El estudio nunca defrauda “A mí siempre me interesó el área difícil de la dermatología. Que me preocupara por darles la sopa a mis hijos no significaba que renunciara a la complejidad de la especialidad”, testimonia. Tras completar su formación en dermatología en la UBA, se dedicó a las dermatitis por contacto. Ante la escasa información disponible, decidió complementar siguiendo la carrera de especialista en alergia e inmunología, también en la Universidad de Buenos Aires. Luego siguió la carrera docente y finalmente integró todos sus saberes para dictar cursos interdisciplinarios sobre dermatitis por contacto e inmunodermatología. “Nunca doy una clase igual a la otra. Me acostumbro a sumar algo distinto. Un nuevo enfoque, o una información reciente”. Sus clases llamaron la atención de distintas organizaciones científicas, como AAIBA y la Asociación de Alergia e Inmunología, que advirtieron la complementariedad de su perfil y la convocaron para dictar el módulo de dermatología en la carrera. La Dra. La Forgia asevera: “El estudio nunca defrauda. Los amores te abandonan, de los trabajos te echan, pero el estudio siempre queda, no ocupa lugar y te permite progresar. Por eso, me gusta destacar en cada trabajo científico a su autor: me recuerda que son personas como yo; transmitir lo que uno aprendió de manera llevadera es un poder. Es una fortaleza. Siempre les digo a mis alumnos que nunca salgan sin un paper en la cartera o la mochila. Nunca se sabe cuánto vamos a demorarnos en la calle y, es una buena oportunidad para leer”. El reconocimiento merecido Finalmente, llegó el día: Maestra de la Dermatología Argentina. En la misma fecha que sus bodas de oro, recibió en la Sociedad Argentina de Dermatología un diploma que coronó su trayectoria, ante la mirada orgullosa de su esposo, Eduardo, sus hijos y nietos. Destacada por sus pares no solo por sus conocimientos sino por su curiosidad permanente, en la entrega del galardón la Dra. Ana Clara Torre declaró: “Marta ama aprender, se permite dudar de lo que ya sabe y busca incesantemente nuevos conocimientos, horizontes e ideas. Esto es lo más importante que un maestro puede enseñar: la pasión por aprender”. Además, recibió una tarjeta que decía: Te queremos. “Conservo la tarjeta en mi mesa de luz, llevo la frase en mi corazón”, revela. Tras las palabras de la Dra. Gabriela Bravo, quien la definió como “la Messi de la dermatología argentina”, Marta celebró junto a los suyos en Banchero, en el barrio de La Boca donde creció, evocando su infancia y homenajeando sus mejores logros: la familia y su profesión. La historia de la Dra. Marta P. La Forgia demuestra que la pasión por aprender y enseñar trasciende el tiempo y deja huella en generaciones. Su optimismo, dedicación y amor por la medicina continúan inspirando a quienes la rodean. Los artículos aquí publicados están destinados exclusivamente a profesionales de la salud y tienen solo un fin informativo. Los textos referidos a nuestros productos de venta bajo prescripción médica se corresponden a los lineamientos aprobados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). Laboratorios Andrómaco recomienda acudir a un profesional de la salud calificado ante cualquier inquietud médica. Servicio de Atención al Profesional: 0-800-333-0033 - info@andromaco.com.ar