Reflexiones Papa Francisco. Médico de almas Reproducir nota Con sensibilidad pastoral y mirada global, Francisco supo combinar la espiritualidad con los grandes desafíos de nuestro tiempo. En su despedida, recordamos al Papa que abrazó una Iglesia comprometida con los más vulnerables y tendió puentes entre la fe y la ciencia, convencido de que ambas pueden colaborar en la misión de sanar a la humanidad. Con palabras sencillas, gestos humildes, y discursos profundamente humanos, el Papa Francisco ha marcado un hito en la historia reciente de la Iglesia Católica. Tendió su mano a los más necesitados, llamó a cuidar a la Tierra, la casa de todos, y promovió la unidad de la fe y la ciencia para complementarse en la misión de sanar a la humanidad. Para entender su enfoque único, es necesario retroceder a sus primeros años. Cuando era joven, Jorge Bergoglio pensó seriamente en la posibilidad de ser médico. Su madre incluso le preparó un cuarto especial para que estudiara esa carrera. Sin embargo, al entrar una vez en la habitación notó algo inusual: en lugar de libros de anatomía, había textos de teología y latín. “¿No te ibas a dedicar a la medicina?”, le preguntó. La respuesta del joven Jorge fue reveladora: “Sí, pero a la medicina del alma”. Desde entonces, su vocación sacerdotal se fue forjando con la misma pasión con la que un médico asume el cuidado de la vida humana. Aunque su camino lo llevó al sacerdocio y no a los hospitales, ese hondo deseo de sanar, de aliviar el sufrimiento y de acompañar a los más vulnerables, nunca se apagó. La medicina del alma se convirtió en su misión pastoral, una vocación que ha guiado su vida y su papado. Una Iglesia que abraza y camina Desde su elección como pontífice en 2013, Francisco ha insistido en que la Iglesia debe ser como un “hospital de campaña”, un lugar que sale al encuentro de quienes sufren tanto física como espiritualmente. En su primera encíclica, Lumen Fidei, escrita junto con Benedicto XVI, abordó la fe como un faro de esperanza en medio de las oscuridades del mundo. Subrayó la importancia de caminar con los demás, de “tender puentes, no muros”, y de vivir una fe que se encarna en gestos concretos de solidaridad y misericordia. Su actitud pastoral estuvo marcada por la cercanía, la humildad y el encuentro directo con las realidades más dolorosas. Prefirió, como él mismo ha dicho, “una Iglesia accidentada por salir a las calles que una Iglesia enferma por encerrarse”. En villas, cárceles, hospitales o campos de refugiados, Francisco ha encarnado esa visión de una Iglesia en salida que abraza, escucha y cura. El “estilo de Dios” fue sin dudas uno de los conceptos que más encarnó en su vida: “Cuidar es la acción evangélica por excelencia, la del buen samaritano; pero debe hacerse con ‘el estilo de Dios’. ¿Cuál es el estilo de Dios? Cercanía, compasión y ternura”. Diálogo entre la fe y la ciencia Y así, en un mundo plagado de discordia y antagonismos, Francisco supo congregar a fieles y a no creyentes, invitó a la reflexión y a la atención del otro y se convirtió en una figura clave en promover un diálogo respetuoso y fértil entre la fe y la ciencia. En documentos fundamentales como Laudato Si’, su encíclica sobre el cuidado de la casa común, ha dejado en claro que la ciencia es una herramienta esencial para comprender y enfrentar los grandes desafíos de nuestro tiempo: el cambio climático, las pandemias, la crisis ecológica. Para el primer Papa del hemisferio sur, ciencia y fe no solo no se contradicen, sino que pueden colaborar armoniosamente por el bien de la humanidad. En 2015, en una reunión con científicos y expertos de distintas disciplinas, Francisco expresó con contundencia: “La ciencia no debe temerle a la fe, y la fe no debe temerle a la ciencia”. Esta visión equilibrada ha inspirado su apoyo a la investigación médica, al desarrollo de vacunas y a la cooperación internacional frente a las emergencias globales. Uno de los tantos gestos significativos de su pontificado fue su reconocimiento a los médicos de frontera, aquellos profesionales de la salud que, en condiciones extremas —en zonas de guerra, crisis humanitarias o pobreza extrema— arriesgan su vida por salvar otras. Durante la Jornada Mundial de los Enfermos de 2016, afirmó que estos médicos y enfermeros son “los verdaderos apóstoles de la caridad” ya que, además de curar el cuerpo, también consuelan el alma. Este pensamiento se vio reflejado una vez más, cuando declaró, en septiembre de 2019, frente a la Federación Nacional de los colegios médicos y cirujanos dentales: “Debemos recordar siempre que la enfermedad, objeto de vuestras preocupaciones, es más que un hecho clínico, médicamente circunscrito; es siempre la condición de una persona, el enfermo, y es con esta visión, integralmente humana, con la que los médicos están llamados a relacionarse con el paciente: considerando por tanto su singularidad como persona que tiene una enfermedad, y no sólo el caso de la enfermedad que tiene ese paciente. Para los médicos se trata de poseer, junto con la debida competencia técnico-profesional, un código de valores y significados con el que dar sentido a la enfermedad y a su trabajo, y hacer de cada caso clínico un encuentro humano”. En plena pandemia de COVID-19, sus mensajes de apoyo al personal sanitario fueron constantes. En sus homilías y audiencias, los llamó “seres humanos extraordinarios que, en momentos de desesperación, siguen adelante, ofreciendo lo mejor de sí mismos”. La visión de Francisco sobre la salud fue profundamente integral: subrayó cuantas veces pudo que abarcaba el cuerpo, la mente y el alma. En Fratelli Tutti, encíclica dedicada a la fraternidad universal, el Papa argentino denunció las injusticias que impiden el acceso equitativo a la salud y llamó a construir un mundo donde este derecho fuera garantizado para todos, especialmente para los más vulnerables. Para él, el cuidado de la salud no era solo una cuestión técnica o institucional, sino una expresión de la dignidad humana. Con énfasis bregó a las comunidades religiosas, los gobiernos y la ciencia a colaborar para que ninguna persona quede excluida del derecho a sanar. A lo largo de su pontificado, Francisco ha demostrado que el cuidado espiritual y la ciencia médica no son caminos separados. Como “médico de almas”, ha dedicado su vida al servicio de quienes sufren, recordándonos que cada ser humano tiene un valor sagrado, más allá de cualquier circunstancia. Y como defensor del saber científico, ha mostrado que el progreso solo tiene sentido si se pone al servicio de la dignidad humana. Su legado es una invitación constante a vivir una fe activa, compasiva y abierta al mundo. A través de sus palabras y gestos, Francisco nos recordó que la verdadera sanación ocurre cuando la ciencia y la fe caminan juntas, cuando se ejercen con cercanía, compasión y ternura. CRONOLOGÍA DE LA CARRERA ECLESIÁSTICA DEL PAPA FRANCISCO 1936 – Nacimiento • 17 de diciembre de 1936: Jorge Mario Bergoglio nace en Buenos Aires, Argentina. 1958 – Ingreso a la Compañía de Jesús • 11 de marzo de 1958: ingresa al noviciado de los jesuitas en la provincia argentina. 1969 – Ordenación sacerdotal • 13 de diciembre de 1969: es ordenado sacerdote por el arzobispo Ramón José Castellano. 1973 – Provincial de los jesuitas en Argentina • 31 de julio de 1973: es nombrado superior provincial de los jesuitas en Argentina, cargo que desempeña hasta 1979. 1980 – Rector del Colegio Máximo • Se convierte en rector del Colegio Máximo de San Miguel, donde enseña teología y filosofía 1992 – Obispo auxiliar de Buenos Aires • 20 de mayo de 1992: el Papa Juan Pablo II lo nombra obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. • 27 de junio de 1992: recibe la consagración episcopal. 1997 – Arzobispo coadjutor • 3 de junio de 1997: es nombrado arzobispo coadjutor de Buenos Aires. 1998 – Arzobispo de Buenos Aires • 28 de febrero de 1998: tras la muerte del cardenal Quarracino, Bergoglio se convierte en arzobispo de Buenos Aires. 2001 – Cardenal • 21 de febrero de 2001: es creado cardenal por el Papa Juan Pablo II. 2005 – Participación en el cónclave • Tras la muerte de Juan Pablo II participa en el cónclave de la elección del nuevo Papa. Se cree que fue el segundo más votado tras Joseph Ratzinger. 2013 – Elección como Papa • 13 de marzo de 2013: es elegido Papa tras la renuncia de Benedicto XVI. • Adopta el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís. 2025– Fallecimiento • 21 de abril de 2025: muere en su residencia de Santa Marta en la ciudad del Vaticano. • 26 de abril de 2025: se estima que fueron 400.000 personas las que asistieron a su funeral entre las delegaciones internacionales, los asistentes a la misa exequial y quienes se acercaron a ver el traslado del cuerpo hacia la basílica de Santa María La Mayor. • Por expreso pedido de Francisco, los últimos en despedir el ataúd de madera y zinc fueron 40 dolientes de las comunidades más pobres y marginadas, entre ellos presos en libertad condicional, personas transgénero, víctimas de trata de personas, migrantes y gente sin hogar. Los artículos aquí publicados están destinados exclusivamente a profesionales de la salud y tienen solo un fin informativo. 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