En tema Terbinafina: indicaciones, eficacia y seguridad Reproducir nota La terbinafina ha sido ampliamente evaluada y posicionada como tratamiento de primera línea para onicomicosis y dermatofitosis. Su rápida acción fungicida y la posibilidad de tratamientos más breves representan ventajas frente a los azoles. Introducción La terbinafina es un antimicótico de la clase de las alilaminas, con acción fungicida mediada por la inhibición de la enzima escualeno epoxidasa. Este mecanismo interrumpe la síntesis de ergosterol, componente esencial de la membrana celular fúngica, lo que conduce a la acumulación de escualeno y a la muerte celular. Está aprobada para el tratamiento de infecciones micóticas de la piel, las uñas y el cuero cabelludo, tanto en formulaciones tópicas como orales. Su espectro abarca principalmente a Trichophyton spp., Microsporum spp. y Epidermophyton floccosum. Evidencia de eficacia clínica Una revisión publicada en Infection and Drug Resistance (2024) reporta tasas de curación micológica de hasta el 78% y curación clínica del 69% en onicomicosis con esquemas de 12 semanas. Además, se destaca su mayor eficacia y adherencia comparada con itraconazol y fluconazol. El estudio LION (Br J Dermatol, 1999) confirmó la superioridad de la terbinafina frente a itraconazol, con tasas de curación micológica del 76% y 38% respectivamente, al año de seguimiento. Estos resultados respaldan su uso como estándar terapéutico en infecciones ungueales. Perfil de seguridad La terbinafina presenta un perfil de seguridad favorable. Los efectos adversos más frecuentes son leves y transitorios, e incluyen molestias gastrointestinales (náuseas, diarrea), rash o prurito, y elevación leve de transaminasas. La hepatotoxicidad grave es poco común. Está contraindicada en pacientes con enfermedad hepática activa. Se recomienda monitoreo de la función hepática antes de iniciar el tratamiento y durante su curso si se extiende más allá de seis semanas o en pacientes con factores de riesgo. Dado que su metabolismo involucra la isoenzima CYP2D6, presenta menos interacciones medicamentosas que los azoles, lo que representa una ventaja clínica en pacientes polimedicados. No obstante, debe vigilarse el uso concomitante de fármacos metabolizados por esta vía, como antidepresi vos tricíclicos, betabloqueantes o antipsicóticos. La adherencia al tratamiento es clave para lograr la erradicación completa de la infección. Es fundamental instruir a los pacientes para que completen el esquema, incluso si los síntomas remiten precozmente. Conclusión La terbinafina es una alternativa terapéutica segura y eficaz para el tratamiento de micosis superficiales, con una excelente relación eficacia-tolerancia. Su efecto fungicida, buena biodisponibilidad oral, afinidad por tejidos queratinizados y bajo riesgo de interacciones farmacológicas justifican su elección como tratamiento de primera línea en dermatofitosis y onicomicosis. Referencias 1. Gupta AK, et al. Terbinafine: a pharmacologic and therapeutic review. J Am Acad Dermatol. 1997; 38(5 Pt 1):S3–S18. 2. Rudramurthy SM, et al. Mutation in the squalene epoxidase gene... Antimicrob Agents Chemother. 2018; 62(5):e02522-17. 3. Axler E, Lipner SR. Antifungal Selection for the Treatment of Onychomycosis. Infect Drug Resist. 2024; 17:819–843. 4. Evans EG, Sigurgeirsson B. Study of continuous terbinafine vs. itraconazole in toenail onychomycosis. Br J Dermatol. 1999; 141(2):269–274.