Prevención del envejecimiento cutáneo

La piel, como cualquier otro organismo del cuerpo, se va transformando a medida que pasa el tiempo. El proceso de envejecimiento cutáneo comienza entre los 25 y 30 años de edad. En esa etapa aparecen las primeras líneas de expresión que pasados los años se van transformando en arrugas, mientras la piel va perdiendo volumen, densidad y luminosidad. Se estima que durante la juventud la piel se regenera cada 28 días y que alrededor de los 40 años esto sucede cada 40 días. A partir de la menopausia, con el cese de la función ovárica y la caída de los estrógenos, se produce un déficit de la densidad de la dermis, la piel de la mujer experimenta un adelgazamiento de sus capas, se seca, aparece áspera, deshidratada y poco elástica.

El envejecimiento de la piel puede darse de forma prematura si se produce una exposición frecuente al sol. Tiene lugar en las zonas del cuerpo más expuestas a las radiaciones solares, especialmente las ultravioleta, que adquieren un aspecto envejecido, muestran arrugas más profundas y manchas. En los casos más graves, el sol puede provocar lesiones precancerosas que aumentan el riesgo de padecer un cáncer cutáneo.

El proceso de envejecimiento es natural, pero son varios los factores, externos e internos, que afectan la estructura normal de la piel. Tomar las decisiones adecuadas y realizar de manera metódica los cuidados adecuados para el cutis es primordial para que la piel luzca menos envejecida y luminosa.

Causas del envejecimiento de la piel

Son muchas y variadas las razones por la que la piel pierde juventud. Además de la edad, la genética, el estrés, las enfermedades metabólicas, los problemas psicológicos, los factores sociales, entre otros son causas que deterioran los tejidos. Aquí señalamos algunos componentes que estropean la piel:

La exposición solar: los efectos del sol contribuyen a que la piel pierda su capacidad de regeneración. Cuanto más daño solar haya, más rápido envejecerá la piel.

Camas solares: se estima que 30 minutos de exposición a camas solares equivalen a aproximadamente 1 día de sol, además producen entre 10-15 veces más radiación UV que el sol.

Malos hábitos alimenticios: una dieta basada en alimentos procesados repercute de forma negativa en todo el organismo, incluida la piel.

Fumar: el tabaco disminuye la cantidad de estrógeno que interviene en la formación de elastina y colágeno.

Alcohol: disminuye la hidratación y los niveles de vitamina A.

Contaminación ambiental: el smog y la falta de oxígeno dañan la capacidad regenerativa de la piel.

Falta de rutina de cuidado cutáneo: la piel precisa higiene, nutrición y cuidados diarios.

Genética: la genética no sólo establece el aspecto de nuestra piel, sino también la forma en la que envejece. La genética tiene un papel esencial en la manera en la que nuestra piel reacciona ante agresiones externas que dañan la superficie cutánea acelerando su deterioro y la aparición de signos de envejecimiento.

Tips para prevenir el envejecimiento de la piel

En la piel se vislumbra la integridad física y mental, por eso un estilo de vida saludable es la mejor herramienta para lucir una piel sana.

Cuidados diarios de la piel: realizar una rutina de limpieza y utilizar los productos de calidad idóneos para cada tipo de piel de acuerdo a lo que prescriba el dermatólogo.

Protector solar: usar protector solar aún en los días nublados para evitar el daño de los rayos UVB.

Dormir 8 horas diarias: el descanso adecuado permite que las células puedan regenerarse.

Buena alimentación: una dieta balanceada a base de alimentos naturales garantiza los nutrientes y vitaminas que necesitan la piel y el organismo.

Desechar malos hábitos: el tabaquismo y el exceso de alcohol quitan nutrientes esenciales para la piel.

Actividad física: la práctica regular de ejercicio físico provoca un aumento del flujo sanguíneo, lo que permite depurar más fácilmente las toxinas.

Actividades gratificantes: encontrarse con amigos, hacer cosas que llenan de energía y alegría hace bien a la salud en general.

Información revisada por Dra. Carina Simionato, M.N. 97392.