Reflexiones La alimentación es la base de la salud Reproducir nota Poco a poco las ciencias médicas vuelven a poner el foco en la buena nutrición como parte fundamental de tratamientos y prevención de enfermedades. Si bien la búsqueda de la cura de enfermedades se remonta a tiempos antiquísimos, se considera que la medicina moderna comienza a desarrollarse a mediados del Siglo XIX, cuando se pone en valor la rigurosidad científica. El estetoscopio, la anestesia, los antibióticos, las vacunas, el avance de la ciencia y la tecnología fueron incrementando cada vez más la salud, la calidad y la expectativa de vida de los seres humanos. A su vez, a medida que la población mundial fue creciendo de manera exponencial durante el Siglo XX, la industria alimenticia, en su afán de conservar los productos, incentivar sus sabores y aumentar las ventas, fue sumando tecnología y aditamentos a los alimentos. Fue así como, a través de los años, la producción alimentaria y las ciencias médicas bifurcaron sus caminos, y la conexión entre comida y salud se fue alejando de la medicina occidental, hasta que aquel axioma de Hipócrates: “deja que la comida sea tu medicina y la medicina tu comida” quedara como suspendido por décadas en un limbo lejano. Pero el tiempo obra como una espiral dialéctica, y la máxima de Hipócrates retoma cada vez más valor en pleno Siglo XXI. En efecto, diversos profesionales de la salud, escuchando pacientes, observando mejoras de diferentes tipos en personas que hacían ciertos cambios alimenticios, e incluso experimentándolos ellos mismos, comenzaron a indagar y a redescubrir que realmente la alimentación adecuada influía, y mucho, en la calidad de vida de las personas. Tanto es así que hasta la salud pública de Estados Unidos está implementando programas basados en la alimentación. Algo así le sucedió al Dr. Facundo Pereyra, especialista en gastroenterología, endoscopía digestiva y medicina interna y autor de los libros Resetea tus intestinos y El día después del reseteo. “El primero en transmitirme el concepto de que la alimentación influye en la salud fue mi padre. Él, en su consultorio de gastroenterología, observaba que muchos de sus pacientes mejoraban cuando iban a ver a una naturópata muy buena que había acá en Cipolletti, e investigando se dio cuenta que lo que ella hacía era cambiarles la forma de alimentarse. Ese concepto me lo transmitió y yo empecé a indagar qué había de ciencia en esto y encontré la medicina funcional de Estados Unidos. Aunque todavía se considera alternativa, cada vez se le presta más atención. Ellos hablan del intestino permeable, que es el impacto extradigestivo del mal funcionamiento intestinal, algo de lo que la medicina tradicional no habla y que le pasa al 30% de la población. Entender esto me ayudó, no solamente a mejorar los problemas digestivos de mis pacientes, sino que además he visto alivio en más de 90 síntomas de diferentes enfermedades”. Desde hinchazón abdominal, pasando por dolores de cabeza, hormigueos, erupciones, picazón, fibromialgia, cansancio hasta depresión, el mismo Dr. Pereyra se asombra del impacto positivo que genera su método de descanso intestinal y mejora de la microbiota. Reseteo intestinal Poner a descansar el intestino es la clave principal del Programa B15 ideado por Facundo Pereyra para mejorar las condiciones de la microbiota intestinal y aliviar síntomas digestivos, entre otra cantidad de beneficios. “El B15 es una fusión entre lo alternativo con lo convencional. Yo tomé la dieta FODMAP que me enseñaron en la residencia y la adapté. A la FODMAP le saqué algunos alimentos, que si bien no hinchan la panza pueden afectar al sistema inmunológico. Quité los lácteos del todo, el gluten, la carne roja, el café, el mate y algunas infusiones que pueden ser irritantes. Este protocolo está acompañado por ejercicios, meditación y ciertos suplementos que durante siete días permiten que por un lado el intestino se auto repare con un clima de tranquilidad y bienestar, y por el otro, se mejore el aparato digestivo. La microbiota hipotéticamente se recompone y las paredes del intestino dejan de filtrar toxinas. En la segunda etapa viene la introducción paulatina de alimentos para detectar cuál es el que cae mal. Entonces al paciente se le van los malestares y descubre cuál es la comida que tiene que dejar de ingerir o comer menos para que esos síntomas no reaparezcan”, explica el especialista. Los dos cerebros Los datos alcanzados de sus investigaciones advierten cómo el impacto de la salud intestinal puede también reflejarse en la salud mental, siendo que el 80% de las personas que hacen el plan mejoran su estado anímico. “En el intestino viven neuronas y neurotransmisores similares a las del cerebro; pero lo más interesante es que estos dos cerebros están conectados a través del nervio vago, que es bidireccional. Siempre supimos que los nervios te pueden dar diarrea, reflujos, malestar estomacal; pero ahora sabemos que cronificados pueden generar insomnio, ansiedad o depresión. La causa del intestino permeable en general es un estrés crónico sumado a alguna intolerancia alimentaria como al gluten, lácteos, azúcar, problemas hormonales, virus digestivo, entre otros motivos”, resume Pereyra. Mens sana in corpore sano A Laura Luis, nutricionista holística formada en Canadian School of Natural Nutrition y creadora del Método Ali- mente, fueron unas migrañas limitantes las que la llevaron a encontrarse con su salud y su vocación. “Tres o cuatro veces por semana me tenía que ir del trabajo porque no soportaba el dolor de cabeza, ni el ruido, ni la luz, era tremendo, me tenía que encerrar, tomar un Migral compuesto y tirarme a dormir hasta que se me pasara. Desesperada, visité a todos los profesionales de la salud posible, me hicieron ecografías, buscado tumores, de todo. Los estudios reflejaban que no había nada, cosa que siempre agradecí, pero al mismo tiempo no sabía qué era lo que me estaba pasando. Además tenía problemas digestivos, estaba inflada como una bola y no sabía por qué. Hasta que un día leí un libro donde alguien hablaba justamente de la alimentación y empecé a investigar. Tiempo después me fui a vivir a Canadá y allá encontré un college que impartía nutrición holística que abarcaba diferentes aspectos de la salud. A partir de ese curso solucioné mis migrañas, mis problemas digestivos mejoraron un montón, empecé a dormir mejor, a tener más energía y supe que este era mi camino”, cuenta Laura desde Córdoba. ¿Pero en qué consiste tener buenos hábitos alimentarios? “Se trata de consumir alimentos que tengan densidad nutricional. Nuestro cuerpo está hecho de los nutrientes que consumimos. Si tengo una alimentación pobre mi cuerpo no va a tener con qué afrontar todas sus necesidades fisiológicas. El organismo pide nutrientes, grasas, proteínas, carbohidratos, vitaminas, minerales”, explica Laura Luis. “Si se consume básicamente azúcares y grasas de mala calidad, juntas se transforman en algo adictivo porque el cuerpo libera serotonina, dopamina, sustancias implicadas en el bienestar, la relajación, el placer, entonces queremos más y más”. El problema es que hasta que no se nutra con lo necesario, el organismo va a seguir demandando lo que le falta, y lo más probable es que se siga ingiriendo ese producto lleno de azúcares y grasas de mala calidad. “Esto te lleva a tener picos de glucosa en sangre que, obviamente, el cuerpo necesita sacar. Una vez que esa glucosa baja, el cuerpo pide más azúcar y se la das. Es una montaña rusa que nunca se termina”, detalla Luis, y reflexiona: “basamos la alimentación en estos productos porque el actual estilo de vida propone que todo tiene que ser producción- producción y no tengo tiempo para cocinarme ni para comer, y abrir un paquete es más fácil. Todos estos productos, más todos los estreses de la vida, se suman al cuerpo que necesita nutrientes que no le doy para enfrentar esa realidad. Y encima que le falta combustible tiene que estar eliminando cosas sintéticas que no reconoce, por lo tanto el organismo arrastra una sobrecarga que tiene que depurar de alguna forma”, describe Luis. “En resumen, se trata de comer más comida real (carnes, frutas, verduras) y menos productos ultraprocesados que no tienen nutrientes o los tienen sintéticos, agregados químicamente sin la matriz nutricional que el cuerpo está preparado para procesar, absorber y eliminar”. ¿MÁS CARO O MÁS BARATO? Muchas veces el entusiasmo por comer más fresco se cae de bruces cuando se enfrenta a una controversia crucial: comer bien cuesta más dinero. Laura Luis cuestiona esta premisa tan fuertemente arraigada: “cuando ingerís comida empaquetada básicamente estás pagando el embalaje y el marketing, pero no te estás alimentando. En cambio, cuando te comprás un alimento con densidad nutricional, sí te alimentás. Además vas a consumir mucho menos comida porque vas a tener saciedad; tal vez comas dos veces al día y no necesites más porque estás satisfecho y nutrido. Por otro lado, en el momento parece que pagaras más, pero en realidad es una inversión en tu salud, porque a la larga no la vas a terminar pagando en la enfermedad. Obviamente que los medicamentos son súper útiles y necesarios en muchos casos, pero la idea es trabajar en la prevención para no depender solamente de ellos”. LA PIEL Y EL INTESTINO “Para cuestiones de la piel, cuando los pacientes no mejoran con el reseteo evaluamos si existe la posibilidad de intolerancia a la histamina, una sustancia que está en algunos alimentos como frutos secos, enlatados, berenjena, tomate, entre otros. Indicamos eliminar la histamina con un protocolo de seguimiento. Se trata de una sustancia que algunas personas genéticamente predispuestas no la degradan bien, por lo tanto la van acumulando en el cuerpo y comienzan a tener problemas varios como pruritos, acné, rinitis, dolores de cabeza, síntomas digestivos, o incluso ante una picadura de mosquito se les hace una roncha más grande de lo habitual o salen a caminar y les pica el cuerpo. Esto afecta entre el 5 a 10% de la población; es una alteración muy poco conocida aún en el mundo de la dermatología. Con mi equipo la tenemos muy presente porque algunos pacientes que no mejoran con el reseteo, mejoran cuando le sacamos la histamina de la dieta. Mi padre solía decir que la piel es el reflejo de lo que pasa en el intestino. De todos modos vale aclarar que, si bien mejoran un montón, esto no reemplaza el tratamiento dermatológico”, apunta el Dr. Pereyra. LA COMIDA ES MEDICINA En donde se está dando un cambio de paradigma es en Estados Unidos. La American Heart Association estima que el 90 % del costo anual de la atención sanitaria en ese país se invierte en atención médica de enfermedades crónicas, por eso propone un programa que brinda comida sana en pos de bajar costos y mejorar el bienestar de la población. “La ingesta de alimentos no saludables es un factor de riesgo para muchas de estas enfermedades; y los alimentos saludables no son accesibles ni asequibles para muchas personas en los EE.UU.”, puntualiza. En este sentido, el concepto Food Is Medicine (La Comida es Medicina; FIM son sus siglas en inglés) está tomando cada vez más fuerza. De hecho se está procurando que los sistemas de atención de la salud ayuden a los pacientes a acceder y consumir alimentos saludables, “lo que se traduce en una mejor salud, una menor necesidad de cuidados y una mayor rentabilidad”. Este enfoque es la base de FIM, que anunció la American Heart Association y The Rockefeller Foundation en la Conferencia de la Casa Blanca sobre el Hambre, la Nutrición y la Salud en septiembre de 2022. TIPS PARA UN ESTÓMAGO SANO Ante todo, el Dr. Pereyra aconseja prestarle atención al propio cuerpo, ya que a algunas personas les puede caer mal un alimento determinado, incluso catalogado como “sano”, mientras que a otros esa misma comida les puede hacer bien o resultarles indiferente. Eso sí, lo recomendable es llevar una dieta saludable. Su fórmula es comer al menos 30 plantas por semana y un fermento por día, que puede ser yogur, kéfir, kombucha, kimchi, chucrut. Las harinas y el azúcar no están prohibidas, pero no ayudan. Laura Luis y Facundo Pereyra indican evitar los ultraprocesados lo máximo posible. “A mis alumnos los machaco con un mantra: desempaquetar menos y descascarar más. Se trata de consumir más alimentos reales que no tengan ingredientes extraños. La carne, es carne, el huevo es huevo y la lechuga es lechuga, no vienen con una lista de ingredientes que no sabes que son, ni con conservantes y aditamentos nombrados con letras y número indescifrables. La idea es comer lo que quieras pero desde la conciencia, no a ciegas”. Los artículos aquí publicados están destinados exclusivamente a profesionales de la salud y tienen solo un fin informativo. Los textos referidos a nuestros productos de venta bajo prescripción médica se corresponden a los lineamientos aprobados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). Laboratorios Andrómaco recomienda acudir a un profesional de la salud calificado ante cualquier inquietud médica. Servicio de Atención al Profesional: 0-800-333-0033 - info@andromaco.com.ar