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Dra. María Cristina Galoppo

Se es médico, no se trabaja de médico

Se es médico, no se trabaja de médico
Dra. María Cristina Galoppo

Con 40 años en la salud pública, la Dra. Galoppo, Directora del Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez, transmite, citando al Profesor Escardó, el compromiso social de ejercer la vocación, no sólo en la atención sino en la formación de futuros profesionales.

“Soy una NyC, Nacida y Criada en esta institución”, afirma con humor la Doctora María Cristina Galoppo que se recibió en 1975 e ingresó meses después al “Templo de la Pediatría”, como a ella le gusta llamar al Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez. “Este lugar es como mi casa. Lo conozco muy bien. En estos 40 años de profesión, fui residente, becaria, hepatóloga, docente, Directora de la Carrera de Hepatología Pediátrica, asistente de guardia, Jefe de Guardia, Jefe de Sala, Secretaria Científica del Comité de Docencia e Investigación, hasta llegar a Directora en 2006.” La Dra. conoce tan bien la institución que podría recorrerla con los ojos cerrados. Llega muy temprano en la mañana y está disponible las 24 horas. Segura y alegre, visita las áreas y saluda a los médicos, enfermeras y pacientes con total familiaridad. “¿Ves esta mamá? Hace un mes, su bebé recibió un trasplante de su hígado. ¿Cómo estás querida?” le pregunta a la joven madre que se encuentra esperando a su bebé en una salita. Sigue el recorrido y mientras camina, levanta papeles que algún descuidado tiró al piso. “No puedo dejarlo ahí. Es más fuerte que yo”.

La oficina de la Dirección se encuentra en la planta baja del hospital en la antigua biblioteca médica, la primera de Latinoamérica. Fundada en 1902 por el Dr. Laureano Rivas Miguez y consultada por profesionales de esta y otras instituciones, sus estantes están decorados con fotos de maestros de la medicina como el Dr. Florencio Escardó, el Dr. Carlos Arturo Gianantonio y desde luego, su fundador, el Dr. Ricardo Gutiérrez. Todos ellos pioneros y visionarios de una medicina exclusiva de niños, con una mirada amplia y social.

“La experiencia es intransferible, pero en nuestra institución tratamos de imbuir a los jóvenes colegas de la filosofía de atención médica que aún nos caracteriza”.

LA INFLUENCIA DE SUS MAESTROS

“El Dr. Escardó, un maestro para mí, fue un sabio. El primero en permitir la internación conjunta madre – hijo en la década del ’50”, sostiene la Dra. Galoppo. Renovador de la pediatría argentina, Escardó notaba que al atardecer, cuando finalizaba el horario de visita para los niños internados y las madres se retiraban, comenzaban a llorar sin parar”. Solía decir el Dr. Escardó: “Tardé treinta y dos años en conseguir que las madres entraran a la Sala en el Hospital de Niños –¡treinta y dos años!– Es lo único de lo que estoy orgulloso en la vida”. “El Dr. Escardó era de avanzada, un inspirador para mí. Fue el que impuso junto a Eva Giverti, en 1957, la escuela para padres que se daba, ni más ni menos, que en el Aula Magna del Hospital”. agrega. “Él criticaba cuando se trataba al médico como un empleado de la salud porque decía que se es médico las veinticuatro horas del día, no se trabaja de médico”. Las palabras de Escardó calaron tan hondo en la Dra. que hoy les exige a los residentes que recuerden el “primum movens” por el que decidieron estudiar Medicina, carrera cuyo objetivo máximo es cuidar al otro.

“La primera vez que ingresé como estudiante de Medicina a una sala, en el Hospital de Clínicas, con mi guardapolvo flamante, el Dr. Talone, otro maestro para mí, dijo: “No se olviden nunca que el que está en la cama podría ser su padre o su madre”. La Dra. Galoppo cita permanentemente a sus profesores, guías y compañeros de trabajo. No ahorra elogios a la hora de nombrar a colegas que la han acompañado en su trayectoria. Comenzó su carrera de posgrado, a través de la Residencia Médica de Clínica Pediátrica en el Hospital de Niños y se especializó en Hepatología Pediátrica, una especialidad creada en el hospital por dos grandes mujeres de la medicina: las Dras. Fernanda Aramburu e Isabel Badía. En la Unidad de Hepatología, de la que es Jefa Titular, se dicta desde hace veinte años la Carrera de Médico Especialista en Hepatología Pediátrica que depende de la Facultad de Medicina de la UBA. Además, fue Presidente de la Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (AAEEH) y Vicepresidente de la Asociación Latinoamericana de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica.

“Uno en pediatría se entusiasma porque trabaja por los 70 años por delante que tiene ese niño”.

LA CLÍNICA SIGUE SIENDO SOBERANA EN LA MEDICINA

“La medicina ha hecho un avance impensado de la mano de la tecnología, pero la clínica sigue siendo soberana. La tomografía sirve, pero hay que interpretarla correctamente. Para eso hay que saber técnicamente y acercarse humanamente al enfermo. Interrogarlo, tocarlo y observarlo con una mirada crítica. Esto es formación médica. Los pasos clásicos de la semiología de los viejos clínicos, que hicieron grande a la medicina, siguen vigentes: inspección, palpación, percusión, auscultación. No sirve pedirle estudios o análisis sin un buen interrogatorio y una revisación previa completa”.

El Hospital de Niños tiene una filosofía de atención reconocida por la humanización del acto médico. “El equipo de salud de esta casa puede sostener con orgullo, por su entrega diaria, la mirada inocente de un niño enfermo”, afirma la Directora del Hospital.

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HISTORIA DEL HOSPITAL

La Dra. Galoppo habla de la importancia de conocer nuestros orígenes. “Tenemos una pertenencia. Si no sabemos de dónde venimos, no vamos a entender dónde estamos. Es importante saber que en el año 1875 se funda el hospital de niños en la gran aldea, a instancia de Ricardo Gutiérrez que viajó previamente a París a prepararse.

“Muy pocos lo saben, pero este hospital fue el número 14 en el mundo. Buenos Aires tuvo un hospital de niños antes que la ciudad de Nueva York y Berlín”, recuerda orgullosa la Dra. Galoppo. A 140 años de su fundación, el Gutiérrez atiende a 500.000 niños por año (desde que nacen hasta los 16 años), tiene 12.000 internaciones, realiza 8.000 cirugías, dentro de las cuales se encuentran operaciones a corazón abierto en recién nacidos, y lleva adelante procedimientos de trasplantes hepáticos y de médula ósea e implantes cocleares. El 25% de los pacientes internados en nuestro hospital padecen enfermedades oncohematológicas. La complejidad y el alcance de este establecimiento, cuenta con la misma tecnología que muchas instituciones privadas. “Esta institución es la única, en la Ciudad de Buenos Aires, que posee una guardia permanente de Endoscopía Infantil. Hemos logrado, junto con el Dr. Daniel Freigeiro, Subdirector Médico, la renovación de la Sección de Hemodinamia, para lograr que los niños que no tienen una cobertura médica cuenten con el mejor equipamiento disponible. Mi interés es la excelencia en la atención de los niños”, afirma orgullosa la Directora.

Con 330 camas y 2.200 empleados, la centenaria institución cuenta con 53 profesionales en el Departamento de Urgencia diariamente. Al tener la totalidad de las especialidades pediátricas, la atención de los niños es integral y acorde a la urgencia que amerita cada paciente. “Nuestro laboratorio, para citar un ejemplo, realiza las extracciones por la mañana y entrega los resultados al médico especialista al mediodía. Eso facilita el diagnóstico y el inicio de la terapéutica inmediatamente”.

DR. RICARDO GUTIERREZ, MÉDICO E INTELECTUAL, PIONERO DE LA PEDIATRIA FUNDADOR DEL HOSPITAL DE NIÑOS

"Había en él mucho de genial y a ello debió su enorme prestigio, único e indiscutido, entre sus compañeros y discípulos, médicos y poetas, y más que nada entre las madres. (...) Su dedicación a los niños enfermos le apartó del arte, aunque no del todo, porque había en él un infinito fondo de tristeza y ternura." José Antonio Argerich, sobre el Dr. Ricardo Gutiérrez.

Fachada Hospital de Niños

De familia intelectual, Ricardo Gutiérrez comienza a estudiar abogacía pero abandona. Lucha en las batallas de Cepeda y Pavón junto a Bartolomé Mitre. Cinco años más tarde, y ya como médico, se desempeña en los servicios sanitarios de la batalla de la Triple Alianza junto a Muñiz, que era el cirujano jefe. Finalizadas sus funciones, colabora durante las epidemias de cólera y fiebre amarilla. En 1871 viaja a Europa a especializarse en clínica infantil. Cuando vuelve al país decide comenzar con la tarea de fundar un hospital exclusivo para ellos. Con el apoyo de las Damas de Beneficiencia logra abrirlo en 1875 y trabaja en forma gratuita por alrededor de 25 años. Muere en septiembre de 1896, a los 59 años, de una neumonía infecciosa, dos meses antes que se inaugurara, la tercera y última sede desde su apertura. Es de destacar que el arquitecto Christophersen, ganó de la Medalla de Oro de la Exposición de Chicago por los planos del actual Hospital de Niños de la calle Gallo.


Editorial Conexión; Se es médico, no se trabaja de médico Revista Conexión Andrómaco N°29; 12-17; (2016)

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