La luz comienza a filtrarse por las ventanas del Hospital y en los pasillos decorados con murales coloridos se multiplican los pasos de los profesionales de la
salud que ingresan para hacerle frente al día. Los equipos de cirugía revisan sus
agendas, chequean los partes médicos de los niños internados con intervenciones programadas y quedan atentos a las urgencias que puedan surgir. Por su parte, los familiares
hablan y abrazan a los pequeños para disminuir el estrés prequirúrgico. Los espera una experiencia diferente que, seguramente, cambie el ánimo de todos al ingresar al quirófano.