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Dra. Gimena Castro Pérez. Jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Interzonal General de Agudos Eva Perón.

Acné: tratamientos para lograr un mejor pronóstico a largo plazo

Acné: tratamientos para lograr un mejor pronóstico a largo plazo

El acné es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a adolescentes y adultos generando un impacto psicosocial significativo debido a la presencia de lesiones visibles principalmente en cara, escote y espalda.

Clínicamente, el acné se manifiesta como una dermatosis polimorfa en la que el comedón es la lesión elemental patognomónica. En las formas inflamatorias de la enfermedad se evidencian también pápulas, pústulas, nódulos y quistes que pueden dejar cicatrices deprimidas o discromías poco estéticas.

Tradicionalmente se piensa en el acné como una enfermedad propia de la adolescencia, ya que afecta hasta al 85% de la población de entre 15 y 17 años. Sin embargo, los adultos pueden padecerlo ya sea como una forma de acné de inicio tardío o persistente desde la adolescencia, hasta en un 12%. Debido a la combinación de lesiones en áreas visibles del cuerpo, con carácter recurrente y persistente, y con secuelas cicatrizales durante la adolescencia, el acné es una enfermedad con gran impacto psicosocial en jóvenes. Es importante destacar que el nivel de afectación de la calidad de vida de quienes padecen acné no siempre es proporcional al grado de severidad de esta dermatosis. Otras comorbilidades asociadas al acné son la depresión, ansiedad y distorsión de la imagen corporal. Por lo tanto, es primordial implementar tempranamente terapias efectivas para lograr la remisión clínica de las lesiones y minimizar el impacto en la calidad de vida de quienes padecen la enfermedad.

Desde el punto de vista fisiopatogénico, tradicionalmente se reconocen cuatro factores principales involucrados en la fisiopatogenia del acné: la hiperqueratinización folicular, el exceso de secreción sebácea, la colonización bacteriana y la activación de las respuestas inflamatorias innatas y adquiridas. Desde hace años se sabe que también influyen factores genéticos, neuroendrócrinos y alteraciones del microbiota en la evolución de la enfermedad.

En la actualidad existen múltiples clasificaciones a nivel mundial para estadificar al acné según su severidad. Algunas toman en cuenta signos y síntomas, otras incluyen conteo de lesiones y escalas fotográficas y otras pocas incorporan aspectos psicológicos y calidad de vida. Si bien ninguna es aceptada universalmente, parece claro que, al momento de definir la terapia para cada paciente, la severidad es el principal factor evaluado por el profesional. Por esto, la clasificación de la Academia Española de Dermatología y Venereología suele ser práctica y sencilla para este fin. La misma divide al acné en cuatro clases: comedoniano, pápulo-pustuloso leve a moderado, pápulo- pustuloso grave o nodular y nóduloquístico. Independientemente de las escalas o clasificaciones utilizadas para evaluar al paciente con acné, el paradigma de tratamiento actual propone como principal objetivo lograr la desaparición de las lesiones, minimizar el desarrollo de cicatrices y evitar los rebrotes con terapia de mantenimiento para lograr un mejor pronóstico a largo plazo.

Al momento de la toma de decisión terapéutica, la primera línea de tratamiento es clara para los cuatro grados de acné mencionados. Para las formas comedonianas se recomienda la terapia tópica con retinoides o combinaciones fijas de adapalene y peróxido de benzoilo. En las formas pápulo pustulosas y pápulo nodulares se emplean combinaciones fijas de adapalene y peróxido de benzoilo tópicas asociadas a antibioticoterapia oral y se reserva la isotretinoína oral para el acné nódulo-quístico. Cabe recalcar que las terapias tópicas, fundamentalmente las combinaciones fijas con ADA/PBO, tienen un rol destacado tanto en la terapia de segunda línea como en la de mantenimiento en todas las formas de acné.

El beneficio de utilizar combinaciones fijas de ADA/PBO en sus dos concentraciones de 0,1% /2,5% y de 0,3%/2,5% es que se atacan a los principales factores involucrados en la fisiopatogenia del acné. Por un lado el adapalene tendrá un efecto comedolítico, antiinflamatorio y normalizador de la queratinización, y el peróxido de benzoilo sumará la acción sebostática y antimicrobiana asegurando el efecto terapéutico tanto sobre lesiones comedonianas como inflamatorias. En lo referente a la eficacia y seguridad de las combinaciones fijas ADA 0,3/PBO 2,5%, múltiples estudios clínicos muestran que su utilización provoca mejorías significativas dentro de las primeras 12 semanas de tratamiento con buena tolerabilidad. Este efecto ha sido evidenciado no sólo por médicos tratantes sino también por pacientes que perciben una mejoría marcada o completa de sus lesiones luego de 12 semanas de tratamiento en más del 55% de los casos.

La tolerabilidad de ADA 0,3/PBO 2,5 es igual a la de ADA 0,1/ PBO 2,5%. Los eventos adversos más frecuentemente reportados son sequedad, eritema, descamación, prurito y ardor. Se evidencian con mayor frecuencia dentro del primer mes de tratamiento con un pico de incidencia entre la primera y segunda semana. Por esta razón, una buena estrategia para minimizarlos es usar la formulación en días alternos para evitar la irritación inicial y poder asegurar la continuidad del tratamiento.

Finalmente, podemos concluir que el uso de combinaciones fijas de ADA 0,3/PBO 2,5 para el tratamiento del acné nos permite tener una herramienta eficaz para reducir las lesiones inflamatorias en formas leves y moderadas con la misma tolerabilidad que la combinación fija ADA 0,1/PBO 2,5 generando satisfacción en el paciente en períodos de 12 semanas o más. Es una opción terapéutica de primera línea en el acné leve a moderado, apta para combinar con antibióticos orales en formas moderadas y severas, y resulta ideal para la terapia de mantenimiento de todas las formas de acné, evitando la resistencia bacteriana y minimizando la aparición de cicatrices.

Bibliografía: 

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Dra. Gimena Castro Pérez. Acné: tratamientos para lograr un mejor pronóstico a largo plazo. Revista Conexión Andrómaco  N° 43, 18 - 19 (2022) 

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