Las parasitosis son enfermedades infecciosas causadas por parásitos, es decir, seres vivos que requieren de otro organismo de diferente especie (huésped), para su supervivencia. Los huéspedes pueden ser temporales o permanentes y proporcionan nutrición y alojamiento al parásito, que es responsable de causar enfermedad.
Las parasitosis intestinales son causadas por parásitos capaces de alojarse en el aparato digestivo de los seres humanos. Se los clasifica como:
- Protozoos (unicelulares); son capaces de multiplicarse en el ser humano. Son ejemplos: Giardia lamblia y Entamoeba histolytica.
- Helmintos (multicelulares); no se multiplican en el ser humano y necesitan de otro huésped como por ejemplo, cerdos o vacas. Se los conoce también como gusanos redondos (nematodos) o planos (cestodos).
La infección se adquiere cuando el parásito ingresa al organismo. La vía más frecuente es la ingestión de quistes de protozoos o de huevos o larvas de gusanos. Esto sucede al beber agua contaminada o ingerir alimentos crudos contaminados con restos de heces, o mal cocidos y que contienen parásitos (carnes especialmente). Este ciclo continúa, debido a que las personas infectadas eliminarán nuevos parásitos con sus heces y, si las condiciones higiénico-sanitarias no son adecuadas, dichos parásitos contaminarán suelos y agua, reiniciando el ciclo vital del parásito. El ambiente actúa como receptor de la contaminación humana y animal, y se convierte, a su vez, en un reservorio de parásitos potencialmente patógenos. Si las heces no se eliminan de manera apropiada, los quistes, ooquistes y huevos de los parásitos pueden quedar en el ambiente de las casas o contaminar fuentes de agua o cultivos regados con aguas residuales.
En los niños, es muy común rascarse la cola y luego llevarse la mano a la boca o comer algo (vía de contagio anal-oral). Algunos parásitos (oxiuros) quedan en la ropa de cama o las toallas, y es muy fácil el contagio dentro del grupo familiar o entre los convivientes.
Los parásitos infectan a las personas de todas las edades: niños, adultos y ancianos. Sin embargo, la población pediátrica es más susceptible, especialmente en edad preescolar, y pueden presentarse trastornos en el crecimiento o el desarrollo intelectual.
La importancia de las parasitosis se debe a que infectan a más de la mitad de la población humana y se distribuyen en todo el mundo, constituyendo un verdadero problema para la salud pública. Sin embargo, predominan en los países pobres tropicales, con deficientes condiciones sanitarias. Otro grupo vulnerable son las personas con problemas de su sistema inmunitario (inmunodeficiencia).