Pilar Geijo: Campeona Mundial de Aguas Abiertas 2011/2010; Subcampeona Mundial de Aguas Abiertas 2012/2009; Campeona New South Gales Championship (Australia) 2012; Sub Campeona Panamericana 2004; Campeona Sudamericana 2006
La voluntad, la perseverancia, la confianza en uno mismo, el optimismo y el buen humor son claves para disfrutar del recorrido hacia la meta.
Pilar Geijo habla rápido, con la rapidez que caracteriza al entusiasmo. Gesticula, apoya el dedo con firmeza sobre la mesa cuando necesita darle énfasis a sus palabras y tiene una sonrisa casi permanente. Mueve los brazos para expandir sus dichos y se ríe con franqueza llevando un poco la cabeza hacia atrás. Sin dudas, es una persona alegre. Fue precisamente ese espíritu dichoso el que hizo posible que hoy sea bicampeona mundial de natación en aguas abiertas. Eso, una férrea voluntad para entrenarse y tener los objetivos claros.
El primero en vislumbrar su futuro fue el gran nadador Alfredo Camarero, él también bicampeón mundial en la misma categoría en los años 1955 y 1956 y ganador del Cruce del Canal de la Mancha en 1959. Alfredo la veía entrenar en GEBA cuando era chica y siempre le decía que le iba a ir muy bien en aguas abiertas porque era muy alegre. “En ese momento yo no entendía muy bien a qué se refería. Con el tiempo me di cuenta que era porque en carreras tan largas muchas veces te confrontás con inconvenientes, cosas imprevistas que surgen y hay que tener un humor muy especial para resolverlas y nadar mejor; porque sin buen humor te ahogás en vos mismo”, reflexiona Pilar. Esos escollos pueden ser desde un lobo marino que salta a tu alrededor, nadar en medio de un colchón de aguas vivas, enfrentarse a aguas muy frías o muy calientes hasta deslumbrarse con el nado de una tortuga gigante.
Fue Camarero también quien la llevó a su primera competencia de aguas abiertas. “Tenía 14 años. Fue en San Antonio de Areco y gané. Era cortita, de 20 minutos”, recuerda. Hoy Geijo puede nadar más de 9 horas, fuerte y sin parar. Ya sea lago, río, mar o pileta, su hábitat es el agua. “Soy como un pez de la superficie”, se define.
VIDA ACUÁTICA
Como a sus tres hermanos, a Pilar la mandaron a aprender a nadar a los 6 años por una cuestión de seguridad y empezó a competir a los 8. Entrenaba todos los días un turno hasta que terminó la secundaria. Después fue por más porque tenía los objetivos muy claros: “a los 13 años me hice un cartelito que decía Campeona del mundo y lo puse en mi escritorio así lo veía siempre. Todavía lo tengo”, dice con una sonrisa amplia. Hoy se mete en la pileta cinco horas diarias divididas en dos turnos, seis días a la semana y complementa con dos horas de gimnasio. Practica perseverancia y resistencia para poder hacer luego 57km u 88km a base de crawl sin parar.
Entre medio de tanta agua, Pilar se las ingenió para estudiar en la universidad. “Me faltan 5 materias para recibirme de contadora pública. Ya la terminaré. Sé que la vida como deportista profesional es corta, así que ése será mi próximo paso en el futuro”.
Nadar le gusta. Lo disfruta, pero no siempre fue así. Hubo un momento en que pensó dejar de hacerlo. Fue entre 2007 y 2008. La alegría se le había esfumado. “No podía escuchar nada ni mirar nada de natación, odiaba la natación, aunque algo internamente me decía que ese sentimiento no era real”, recuerda Pilar con la mirada lejana. En esas ocasiones pensaba que si no ganaba nadie la iba a querer, que si no ganaba no existía. “Llegaba a las competencias con miedo a perder y obviamente perdía. Iba llorando. En esa época exitista tenía la cabeza contaminada”. Y dijo basta. Si bien su entrenador de entonces era un hombre con muchos conocimientos, su forma de ser no la convencía, no lograba confiarle sus dudas e inquietudes y eso la hacía perder confianza en sí misma. Llamó a su novio Diego Tricárico y le propuso que fuera su entrenador o si no dejaba ese deporte. Así de contundente. Por suerte, él acepto el desafío. Su primer gran reto fue devolverle la alegría, que volviera a disfrutar más allá de los resultados finales. Y lo logró, a partir de esta nueva etapa, Pilar levantó copas y medallas casi sin parar, no sin antes sortear ciertos escollos.
MEJORES RESULTADOS |
- Campeona Mundial de Aguas Abiertas 2011/2010
- Subcampeona Mundial de Aguas Abiertas 2012/2009
- Campeona New South Gales Championship (Australia) 2012
- Sub Campeona Panamericana 2004
- Campeona Sudamericana 2006
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PERDER PARA GANAR
Los comienzos suelen ser difíciles. Más aún si se trata de modificar una filosofía de vida para adoptar otra. “Cuando corrí la primera carrera de la era de Diego hice todo mal. Yo tenía muchos problemas para manejar los ritmos, salía a full porque no podía detenerme, no medía el esfuerzo, no podía controlarme, largaba con todo y en cualquier momento me moría. Diego percibió ese tema. Antes de largarme en esa carrera, que casualmente era la misma con la que yo había debutado en las competencias largas (Santa Fe- Coronda), él me lo hizo notar. Perfecto, en la teoría estaba bárbaro, pero en la práctica hice todo al revés, la terminé dejando porque exploté. Era una transición, estaba aprendiendo un nuevo modelo pero a la vez seguía teniendo el viejo. Abandoné la carrera, me fui al hotel, supuestamente me iba a quedar dos días más, pero no quería saber nada, agarré el auto y desaparecí. Ésa fue mi mejor carrera, porque hice todo tan mal que fue de donde más pude aprender. Perdí, pero a la vez gané”. Y lo mejor de todo es que nadie la dejó de querer.
MÁS ALLÁ DE LOS LÍMITES
Pilar descubrió que tenía una enorme fortaleza mental cuando el físico estuvo a punto de decaer. Fue en Canadá. El agua estaba a 16 grados y ya habían pasado más de 7 horas bajo esa temperatura. “Me acuerdo que iba ganando y empecé a temblar de frío. Fue la única vez que sentí que me desmayaba en cualquier momento. Entonces, empecé a pensar que formaba parte de la tripulación de un barco que se había hundido y yo era la única que tenía la capacidad y el don de nadar 8 horas para ir a la orilla en busca de ayuda. Eso fue lo único que me permitió seguir nadando”, recuerda Pilar, poniendo énfasis en que no se trató de una estrategia, si no que era algo que sentía como real. Hasta que no llegó a tierra firme, eso le estaba pasando de verdad. “Ahí descubrí que los límites están más allá de lo que uno cree”, dice, todavía asombrada por lo ocurrido.
LO MÁS IMPORTANTE ES EL CAMINO
Más allá de tener el objetivo claro, para Geijo es esencial disfrutar del recorrido. “Mi clave de vida ha sido divertirme con lo que hago. Lo importante es elegir cualquier cosa que te divierta durante el camino. Antes pensaba solo en el resultado, solo en una fecha. Después descubrí que una competencia es el 0,0001% de los días de mi existencia, la mayor parte de mi vida la paso en la preparatoria. Disfrutar el trayecto hacia la meta es lo primordial, la llegada es la consecuencia. Donde ocurre todo es en el camino”.
EL EQUIPO
Si bien la carrera le pertenece a Pilar, está claro que sin un buen equipo que la acompañe no podría ir tan lejos. Complementan su voluntad y tenacidad su entrenador y pareja, Diego Tricárico, el médico cardiólogo y deportólogo Enrique Prada y el fisioterapeuta Gustavo Álvarez. Con Geijo, Tricárico se atrevió a probar técnicas que no se suelen usar acá pero sí en otras partes del mundo. “Entrenamos por zonas, es decir ritmos, con indicadores de pulso, ácido láctico que producen distintos efectos. Es una forma más compleja de planificación con variaciones de ritmo en la natación de acuerdo a esos indicadores.”, explica. Pero hay otro punto que tanto Pilar como Diego rescatan como fundamental: la confianza y el deleite. “No estoy muy de acuerdo con la bajada psicoló gica exitista del alto rendimiento, no lo considero del todo sano. Para mí lo importante es trabajar bien y disfrutarlo”, dice sin muchas vueltas.
El Dr. Prada atiende a Pilar desde 2006. Le hace un seguimiento físico y psicológico. “Más allá de su porcentaje corporal, con el deportista de elite hay que prevenir el sobreentrenamiento; observar si en la conversación de la consulta clínica hay cambios de humor como mayor sensibilidad o agresión. Luego hay que aunar criterio con el análisis de laboratorio, se estudia la médula ósea en forma global, observar el nivel de magnesio para prevenir calambres, el nivel hormonal, si la cantidad de gló bulos son los adecuados, entre otras cosas”, explica. Como el desgaste es enorme, los suplementos vitamínicos y de minerales son muy usuales; una dieta equilibrada hace el resto. Prada considera que Geijo tiene una buena composición corporal y una gran fortaleza mental: “Pilar tiene una excelente aptitud física, cuando pudo darse cuenta de que era una gran atleta salió adelante”.
Virginia Poblet; La vida en positivo Revista Conexión Andrómaco N°23; 9-11; (2013)
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